Las semillas de sésamo contienen
una amplia variedad de principios nutritivos de alto valor biológico. . Tienen
un 52% de lípidos, de lo cuales el 80% son ácidos grasos insaturados,
principalmente omegas 6 y 9, lo cual les confiere una gran eficacia en la
regulación del nivel de colesterol en sangre. Entre estos lípidos se encuentra
la lecitina, que desempeña una importante función en el organismo: es
componente esencial del tejido nervioso, se encuentra en la sangre, el semen,
la bilis e interviene en la función de las glándulas sexuales. La lecitina es
un poderoso emulsionante que facilita la disolución de las grasas en medio
acuoso, previniendo el agotamiento nervioso y cerebral. En la sangre mantiene
disuelto el colesterol, evitando así su depósito en las paredes arteriales
(arteriosclerosis).
El sésamo tiene un 20% de proteínas, de
alto valor biológico, formadas por 15 aminoácidos distintos con una elevada
proporción de metionina (uno de los 8 aminoácidos esenciales).
A nivel de vitaminas,
el sésamo posee dos del complejo B (B1 o tiamina y B2 o riboflavina), en
cantidad mucho más elevada que cualquier otra semilla oleaginosa. También
aporta buena cantidad de vitamina E (tocoferol), que es antioxidante y
responsable de los siguientes procesos orgánicos: retardar el envejecimiento,
reducir la tasa de colesterol, eliminar los metales tóxicos, mantener el tono
muscular y nervioso, la fertilidad, la virilidad y el índice de coagulación.
Además el sésamo posee vitaminas B3, B5, B6, K, ácido fólico, biotina, inositol
y colina.
En minerales es donde el
sésamo se destaca, sobre todo por su alto contenido de calcio biodisponible, también
esta bien dotado de los minerales necesarios para que ese contenido de calcio
pueda ser fácilmente asimilado por el organismo; nos referimos al magnesio, el
fósforo, el silicio, el cinc, el cobre y el boro. Además el sésamo posee la
mayoría de los demás nutrientes sinérgicos al calcio: ácidos grasos esenciales,
vitaminas y aminoácidos. También posee cantidades importantes de potasio,
hierro (10,4 mg contra 7,9 mg del “afamado” hígado), selenio, yodo y cromo.
Otros componentes interesantes del
sésamo son sus antioxidantes, han demostrado producir los
siguientes efectos: retardan el envejecimiento celular, prolongando la vida
útil de las células; actúan contra hongos y bacterias; inhiben el desarrollo de
células cancerígenas; poseen acción antiparasitaria; eliminan radicales libres,
interrumpiendo procesos de oxidación celular; se potencian con la vitamina E
(alfa tocoferol) presente en la semilla, mejorando su absorción en el organismo
y, en consecuencia, su acción antioxidante.
Importante también su excelente
calidad de fibra. Además de la fibra insoluble, están los mucílagos
presentes en la semilla, los cuales le confieren una suave acción laxante y un
importante efecto protector de la flora intestinal.
Podemos concluir que se trata de un alimento de gran calidad, alcalinizante
de la sangre, energético, mineralizante, reconstituyente muscular y nervioso,
potenciador de la memoria y las facultades intelectuales, protector
circulatorio y laxante. Indicado en estados carenciales como osteoporosis,
debilidad ósea, pérdida del cabello, caries, encogimiento de las encías y
debilidad pulmonar.
Es útil
frente a problemas nerviosos: agotamiento, estrés, pérdida de memoria,
depresión, irritabilidad, insomnio. Es un excelente complemento nutritivo para
personas sometidas a gran actividad mental o intelectual. También ayuda
a soportar exigencias físicas: prácticas deportivas, embarazo, lactancia
o períodos de convalecencia. Como sumatoria de estas virtudes se explican sus
tradicionalmente reconocidas características afrodisíacas, pues ayuda a
mantener la capacidad sexual
En problemas circulatorios. Su capacidad de disminuir el colesterol
en sangre lo hace indicado en arteriosclerosis, prevención de infarto de
miocardio y de trombosis arterial. También es útil en casos de hemorroides e
irregularidades menstruales (amenorrea y dismenorrea).
Hay
muchas maneras de consumir las semillas de sésamo. Además de aprovechar sus
magníficas propiedades, se puede disfrutar de su exquisito sabor, tanto en
preparaciones saladas como dulces. Si bien lo ideal es ingerir las semillas
crudas, es muy difícil extraer su riqueza interna, pues se requeriría una
excelente y meticulosa masticación. Por ello, es tan recomendado el popular Gomasio
(que significa "sal de sésamo"), de amplia difusión en Oriente
para condimentar cereales y verduras. Se realiza con un ligero tostado de las
semillas, las cuales luego se muelen y se mezclan con sal marina. El gomasio
ayuda a reducir el uso de sodio, sin sacrificar el sabor. Incluso la versión
sin sal (preferida por hipertensos) puede ser utilizada en platos dulces, pues
combina muy bien en postres y desayunos.
El aceite de sésamo. Es un aceite de gran calidad y sobre todo de
gran estabilidad. Esto se debe a su contenido en compuestos antioxidantes, que
le garantizan una larga vida e impiden que se enrancien, tanto el aceite como
los alimentos preparados con él (panes, galletas, etc). Lo importante es que se
trate de aceite de primera presión en frío y sin proceso alguno de
refinación
Podemos preparar Leche de
sésamo
Moler ¼ taza de sésamo blanco en un
molinillo. Agregar ½ litro de agua y licuar bien ambos ingredientes. Dejar
macerar unas 3 horas, luego filtrar y endulzar.
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