Las causas primarias de la enfermedad según el Dr. Bach son la mala nutrición, la falta de energía vital y el exceso de toxinas. Un muro intestinal sano va a ayudarnos a conseguir una buena asimilación de los nutrientes y a la vez una disminución de nuestra carga tóxica. Diariamente nos estamos alimentando y el alimento que ingerimos es nuestra fuente diaria tanto de vitaminas, minerales, ácidos grasos y nutrientes esenciales para la salud, como de toxinas y sustancias químicas que aumentan nuestra carga tóxica. De algún modo diariamente estamos haciendo un tipo de terapia nutricional nos demos cuenta de ello o no. Diariamente influimos en la salud de nuestras células y tejidos con las sustancias que ingerimos, tanto de forma positiva como negativa. Tenemos esta herramienta a nuestra entera disposición, siempre será mejor saber utilizarla para nuestro beneficio.
Nuestra primera toma de contacto con el alimento que ingerimos a diario ocurre en la boca. Una comida bien masticada es más fácil de ser atacada por las enzimas digestivas. Una infección en la boca, una mala masticación, exceso de estrés a la hora la comida, o la presencia de empastes de mercurio pueden boicotear cualquier tratamiento ya que la causa primaria sigue afectando la salud.
El intestino es una parte del organismo donde tienen lugar tanto la digestión final de los alimentos, su absorción y asimilación así como la síntesis de vitamina K y parte de las vitaminas B. En el intestino se asimilan los nutrientes esenciales que hemos extraído del alimento y que son fundamentales para la salud de nuestras células y el correcto funcionamiento de todos los procesos bioquímicos que tienen lugar en el organismo. Básicamente, necesitamos nutrientes para crecer, producir energía, combatir las enfermedades, reparar tejidos dañados y mantener una salud óptima. Pero el muro intestinal también nos protege frente a la invasión de organismos externos así como de toxinas presentes en los alimentos. Es por esto que es fundamental que el muro intestinal esté sano, que permita la absorción de los nutrientes y a la vez nos proteja frente a agentes externos. Si la flora intestinal no es la correcta y el intestino tiende a tener materia fecal adherida puede incluso estar contribuyendo a nuestra carga toxica generando sus propias toxinas.
El intestino es un órgano que responde muy bien a un tratamiento nutricional, ya que tenemos fácil acceso a sus contenidos a través de la alimentación. Cuando el intestino no está en una buena condición de salud le hace falta una alimentación que le ayude a regenerarse. Los alimentos más difíciles de digerir como las proteínas animales, los lácteos o aquellos que dificultan la digestión como los azúcares deberán por tanto restringirse. Aquellos que contienen clorofila, fibra, vitaminas y minerales esenciales como son sobre todo los vegetales de hoja verde, así como cereales integrales, legumbres, frutas, verduras y semillas, deberán incrementarse.
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